El domingo 28 de octubre de 18 a 19:30 Carmen
Ullivarri y y Cynthia Henriquez te cuentan cuentos
a la gorra.
Centella tiene vida propia. Centella es celeste y
naranja, con un canasto que carga atrás y un
pizarrón que dice su nombre. En ese canasto
lleva libros. ¡Bah!, en realidad traslada un mundo
mágico para los chicos: los cuentos. Centella es
una tricicleta o, mejor dicho, una tricibiliomóvil.
Carmen y Cynthia son las cuentacuentos. Domingo de por medio estacionan en la plaza San Martín de tucumán e invitan a los chicos a escuchar sentados en semicírculo.
Ponen banderines de colores, otro pizarrón y una manta larga con almohadones para delimitar el espacio de lectura.
Poco a poco los chicos se van sentando y así cierran el día en la plaza.
Nunca les falta auditorio.
El Domingo 28 de octubre estarán en La Ventolera! Con entrada a la gorra.
"Nos preguntábamos el otro día por qué hacemos esto y coincidíamos en que es muy mágico levantar la mirada y ver los chicos cuando entran en la historia y te miran atentamente", comenta Carmen. Ella es salteña y licenciada en Artes. Antes de vivir en Tucumán ya había comenzado con esta aventura de leerles a los niños en su pueblo de Santa Rosa gracias a una biblioteca que su mamá manejaba.
A principios de 2011 comenzó a sentarse a leer en la plaza San Martín. Poco a poco la fueron conociendo y además de los chicos se acercó Cynthia. Juntas continuaron la tarea.
En la biblioteca infantil figuran varios autores argentinos, María Teresa Andruetto o Gustavo Roldán, pero también algunos foráneos como Ítalo Calvino o Ray Bradbury. "Lo único que debemos procurar es que los cuentos sean cortos para que puedan ser efectivos en la relación tiempo-atención", apunta Carmen.
"Nos damos cuenta de que muchos nunca han tenido la experiencia de estar en contacto con la literatura. Nosotras dejamos que los agarren, los miren, los hojeen y antes de irnos que los devuelvan al canasto". Y así Centella va dejando en el camino mentes inquietas y llenas de palabras.
"Nos damos cuenta de que muchos nunca han tenido la experiencia de estar en contacto con la literatura. Nosotras dejamos que los agarren, los miren, los hojeen y antes de irnos que los devuelvan al canasto". Y así Centella va dejando en el camino mentes inquietas y llenas de palabras.
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